Las subidas fueron malas... Cada vez más largas y más inclinadas... Pero lo que son las bajadas... Hasta tres veces dí con las rodillas en el suelo.
La primera vez, bajando de una pequeña colina. Iba por las piedras para no caerme (mira tu la gracia), de repente vi una grande, y yo, pensando que estaba sujeta al suelo, puse el pie. Resultó que la piedra se vino tras de mi. Mi trastabillando hasta que no pude más e hice un pequeño amago y arrastré la pierna por el suelo. Resultado, bastante gente descojonada y yo con un agujero en el pantalón (eran mis mejores pantalones de deporte) y la pierna sangrando (aunque no mucho).
Seguimos nuestra trayectoria, malisimamente llegué al Pico de la Estrella y comimos. Allí en lo alto, hice mis pinitos como escalador... Lo único que le faltaba a la piedra era una almohada pa poder haberme echao la siesta en to lo alto.
La segunda caída, fue bastante más gorda. Íbamos bajando del famoso pico, en un camino de rocaje vivo (venga, hagamos la broma). Con tal mala suerte que me escurrí, y en un abrir y cerrar de ojos, me encontraba arrodillado cual moro rezando... Los pantalones, todavía no sé cómo, salieron ilesos de esta caída.
Mariajo, una compañera, me dio un bastón para poder evitar futuras caídas... Pues no surtió efecto. Llegué, hice como me caía a posta y al estabilizarme, volví a probar la tierra: rodillas al suelo. Aquí ya el pantalón no volvió a ser el mismo. Rotura en la pierna izquierda.
El resto del día fue infernal... Siempre bajando, siempre bajando. Gracias a Dios, no volví a clavar rodillas. Me quedo con: El Guillo de las Tres Caídas.
Me están esperando en Cárdenas... Corriendo voy. A no ser que haya gachas, pisto o paella, que ahí ya, negociaremos los kilómetros.
Sed buenos!
PD: Fueron Más de 22 km...
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